Nunca más regresaste a casa desde agosto.
Yo me quedé sentada en el umbral de la puerta
a la espera de la cura.
Jugaba ocasionalmente con el fuego,
porque era tu voz la que me traía el otoño,
era el hollín en tus manos lo que me enseñaba
la hermenéutica de los diluvios
y la mecánica de la extinción de las especies.
Pero nunca más regresaste a casa y yo aprendí
a deletrear silenciosamente tu ausencia...
José Rui Teixeira
Oporto, Portugal, 1974
hoy estoy "recordona"
un beso o mejor dos...
allí donde estés...
...
Me ha gustado mucho tu entrada de hoy.
ResponderEliminarLos dos últimos versos del primero me han conmovido.
ResponderEliminarCasi mejor, los dos besos, en vez de allí donde esté, allá donde te apetezca...
ResponderEliminar;-)
Bonita entrada, enterita. Un abrazo
ResponderEliminarEsas presencias constantes de alguien que ya nunca volvera.
ResponderEliminar¡Que bien lo escribe el condenado!
Hay ausencias que no merecen ser recordadas…
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Nuestras ausencias nos persiguen permanentemente...
ResponderEliminarQue texto más bonito... Y las fotos son geniales!!! Un saludo
ResponderEliminarPor si quieres pasarte ^^
http://illsayhi.blogspot.com.es/
Ausencia que se siente entre nostalgia del tiempo pasado. Muy hermoso. Besos
ResponderEliminarEs real esa contradicción. Me parece que nos sucede a muchos, y sin embargo muy pocos sois capaces de verlo, y quizá casi nadie sea capaz de expresarlo con esta contundencia tan aérea.
ResponderEliminarFelicitaciones por tu blog
saludos
Y que sigo leyèndote...y que lo extraño yo tambièn allì en donde està; y como dice el mago Cortàzar, que ando encontràndolo por todas partes...principalmente cuando cierro los ojos...Gracias x tu sitio tan especial, Maria.
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